Estrés parental

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El estrés parental constituye un complejo proceso en que los padres se sienten desbordados ante las demandas que deben enfrentar como padres y madres, que por un lado permite accionar recursos disponibles para afrontar la situación estresante, pero que puede ser perjudicial para la salud de padre e hijo si los niveles de estrés son muy altos o el padre no sabe como afrontarlo.

Unos niveles moderados de estrés pueden ser positivos porque permiten desplegar los recursos que los padres y madres poseen para afrontar satisfactoriamente las tareas asociadas a la paternidad, haciendolos sentir competentes, mientras que los padres y madres con un alto nivel de estrés parental tienden a presentar síntomas depresivos, ansiedad y sienten que lo que viven está fuera de su control.

Niños que viven con padres más estresados tienden a tener mayores problemas de regulación emocional y vinculares.

La capacidad para afrontar el estrés está asociada a la percepción que se tiene de uno mismo en el rol de padre, el que está conformado por elementos culturales pero también vivenciales como hijo, pero las características del hijo o hija también influyen.

Los resultados positivos en la satisfacción parental y la cohesión familiar, entendida como el apoyo afectivo entre los miembros, fomenta una satisfactoria adaptación al estrés y ante una situación especialmente adversa se vuelve una condición básica para amortiguar los efectos perjudiciales. La mayor frecuencia de conductas evitativas, la sensación de no tener el control de lo que sucede, un menor sentido de eficacia parental , menores niveles de satisfacción personal y una baja cohesión familiar se asociaron con mayores sentimientos de malestar del progenitor y por lo tanto con su dificultad para sentirse competente ante la situaciones de estrés diario que no solo ponen en riesgo su salud sino que la de toda su familia.

Fuente :Padilla et al, 2014

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