Tiempo vivido
- Jacqueline Navarro
- 4 ene 2019
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 11 ene 2019

Me dijo: "no puedes hacer que vaya más lento", señalando el reloj de mi consulta, yo lo miré y con cara de tristeza le dije que no podía. Juan (*) tiene cinco años y asiste a mi consulta. Fue divertido escucharlo, pero no me reí obviamente porque para él era cosa muy seria.
A los 5 años los niños y niñas aún no han logrado tener una noción del tiempo, como diría Piaget, para ellos el tiempo se relaciona con lo que están viviendo, si van de un lugar a otro, o con los ritmos biológicos de su cuerpo o con el sufrimiento o bienestar que experimente.
Este niño sabía que el reloj marca el tiempo y miró fijamente las manecillas que se movian, y claro como es mio me pidió que lo moviera más lento, como si ese hecho alterará efectivamente el tiempo, varias veces yo también e imaginado que sería genial poder hacer eso ... él quería que siguieramos jugando. Su comentario fue una buena señal del vínculo entre terapeuta y paciente y buena señal de sus capacidades para comunicar sus deseos.
Alcanzar el conocimiento del tiempo es una de las cosas más difíciles para los niños y niñas, si bien entienden el después o mañana desde los 3 años, en realidad aún a los 5 no tienen claro lo que eso significa con claridad, lo cual lo logran cerca de los 7 años.
Generalmente estamos más atentas y atentos a las señales de cambios físicos en los niños así como sus nuevas habilidades, comer solo, subir escaleras, ponerse su ropa, pero no afinamos la mirada para notar los cambios en su psiqui. Lograr comprender el tiempo no sólo es una capacidad cognitiva sino que es un conocimiento que les permite comprender mejor el funcionamiento de la vida y su propio desarrollo.
En los jardines infantiles las educadoras les enseñan sobre el tiempo, con calendarios, relojes y otros juguetes, pero en nuestra relación directa también podemos ayudarlos a desarrollar este conocimiento y aportarles a sentirse seguros, para eso usemos la anticipación, que es tan simple como contarles lo que va a pasar en el siguiente momento, por ejemplo: "vamos a visitar a tus primos, así que ahora hay que cambiarse de ropa". Frases como estas que lo informan sobre lo que viene lo ayudan a sentir que su mundo es estable y predecible, y que hay un tiempo en que las cosas suceden.
En pleno siglo XXI sabemos más sobre la crianza, por lo que informarnos o pedir asesoria es un tiempo bien invertido para nuestro niños y niñas.
(*) El nombre ha sido cambiado para mantener la privacidad.
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